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¿Grosería o eficiencia?

  • 14 nov
  • 3 Min. de lectura

Cuando el estilo de comunicación cultural decide el rumbo de un proyecto


¿Está siendo grosero… o simplemente está mostrando respeto a su manera?
¿Está siendo grosero… o simplemente está mostrando respeto a su manera?

En la era de los equipos globales, hablar el mismo idioma no garantiza entenderse. Una videollamada en inglés o en español puede estar llena de malentendidos, no por las palabras, sino por como y cuando se dicen. Lo que en una cultura es transparencia, en otra se percibe como rudeza.

Un caso que experimentó un cliente recientemente ilustra esta realidad.


El choque en la reunión

Andrés, líder de un equipo costarricense, participa en una reunión virtual con colegas de Estados Unidos y Países Bajos. Tras un saludo breve, el gerente de producto holandés toma la palabra y, sin rodeos, aborda los problemas más delicados: retrasos, decisiones cuestionables y dudas sobre la estrategia. Sus frases son duras y directas:

“¿Por qué tomaron esa decisión?” ; “Esto está retrasando el calendario.” ; “No entiendo cómo ese proceso puede ser aceptable.”

Para Andrés y su equipo, aquello sonó a falta de respeto. Al terminar la llamada comentaron entre ellos:

“No tienen nada de tacto. Es como si no les importaran las relaciones.”

Lo que él sintió como ataque, sus colegas holandéses y estadounidenses lo entendieron como eficiencia y franqueza.


Culturas de alto vs. bajo contexto 

El antropólogo Edward T. Hall introdujo hace más de 40 años el concepto de culturas de alto y bajo contexto.

  • En las de alto contexto (por ejemplo Costa Rica, Japón, México), el mensaje no solo está en las palabras: también en los silencios, el tono, la cortesía y el “leer entre líneas”. La armonía y la relación pesan más que la franqueza.

  • En las de bajo contexto (Países Bajos, Alemania, Estados Unidos para mencionar algunos), el mensaje es explícito. Hablar sin rodeos demuestra respeto por el tiempo y transparencia.

Un correo breve y directo es normal en Nueva York o Ámsterdam, pero en San José podría sonar frío o descortés.



El trasfondo: confianza

Aquí entra otro factor clave: cómo se construye la confianza.

  • En culturas de bajo contexto, la confianza es task-based: se gana cumpliendo plazos y diciendo las cosas como son.

  • En culturas de alto contexto, la confianza es relationship-based: nace de la conexión personal y del cuidado en el trato.

El colega holandés pensaba que ser franco era una muestra de integridad. Andrés lo interpretó como indiferencia hacia la relación.


¿Qué hacer en estos casos?

El desafío para líderes como Andrés no es “aguantarse”, sino reencuadrar y crear puentes. 

Algunas claves que pueden ayudar en estas situaciones:

  1. Separar la forma del contenido. El tono directo no equivale a un ataque personal. Muchas veces refleja otra manera de respetar. En otras palabras dar el famoso beneficio de la duda.

  2. Nombrar la diferencia con neutralidad. Andrés podría decir: “En Latinoamérica solemos dedicar unos minutos a crear conexión. Entiendo que ustedes prefieren ir directo a los problemas. ¿Les parece si buscamos un equilibrio?”

  3. Alinear reglas de comunicación. Un acuerdo simple: cinco minutos de check-in personal y luego avanzar a los temas críticos.

  4. Cambiar mi mindset. En lugar de pensar “falta de respeto”, pensar: “para ellos, esta franqueza es señal de seriedad”. Al final del dia creamos la realidad que queremos vivir, decidimos cual va a ser la perspectiva que tomamos a la hora de mirar una situación y escojo cual historia deseamos contarnos a nosotros mismos y a nuestros equipos.


De la tensión a la ventaja

El caso de Andrés muestra que en la comunicación intercultural no existen estilos correctos o incorrectos. Lo que existe son formas distintas de expresar respeto.

  • Para unos, la claridad es respeto.

  • Para otros, la cortesía es respeto.

Si los equipos logran reconocer estas diferencias y hablar de ellas abiertamente, no solo evitan conflictos, sino que convierten la diversidad cultural en un activo estratégico: más empatía, más confianza y mejores resultados.

En un mundo donde cada empresa es global, la pregunta ya no es si nos cruzaramos con estilos distintos, sino cómo reaccionar cuando ocurra.

La próxima vez que un colega sea demasiado directo o demasiado diplomático para nuestro gusto, pregúntemonos:

¿Está siendo grosero… o simplemente está mostrando respeto a su manera?


 
 
 

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